Los Pias y Sialp se sitúan como vehículos que tienen como objetivo conseguir un ahorro para complementar la pensión pública de jubilación. Cuando los ahorradores hemos de tomar la decisión de elegir entre uno y otro, necesitamos un poco más de ‘luz’.
Ambos productos se parecen mucho. Garantizan el 100% del capital invertido y son también un seguro de vida. Igualmente, PIAS y SIALP tienen el mismo beneficio fiscal, que es el hecho de no tributar por los rendimientos percibidos.
Ambos instrumentos precisan que la vida de la póliza alcance al menos los cinco años desde que sea creada hasta que se pueda recuperar el capital, ofrecen un interés garantizado y no permiten más que la contratación de un PIAS o un SIALP por persona.
Los SIALP (Seguro Individual de Ahorro a Largo Plazo)
Los Sialp , conocidos popularmente como Planes Ahorro 5, son contratos de seguro nacidos tras la reforma fiscal de 2014 junto con sus hermanos CIALP. se trata de productos enfocados a ahorradores conservadores con beneficios fiscales si mantienes la inversión durante 5 años y si se mantienen durante más de cinco años tienen beneficios fiscales.
Generalmente, la rentabilidad de un SIALP es conocida de antemano y garantizada. No obstante, la rentabilidad final dependerá de la modalidad contratada o de si esa rentabilidad, por ejemplo, viene pareja de una participación en los beneficios de la aseguradora. Sabiendo además que de acuerdo a la Ley 26/2014 de Reforma de la Ley 35/2006 de IRPF, la entidad aseguradora está obligada a garantizar el 85% de las primas satisfechas, es un producto pensado para ahorradores con un horizonte de inversión a largo plazo y que no deseen grandes riesgos en sus inversiones.
Los PIAS (Plan Individual de Ahorro Sistematico)
Se configuran como un contrato de seguro que, si se mantiene más de cinco años, permite al ahorrador particular no tributar por los rendimientos generados, siempre que se constituya una renta vitalicia.
Los PIAS vinieron a cubrir una laguna que dejaban los planes de pensiones y PPAs o Planes de Previsión Asegurados, que eran productos ilíquidos; esto es, que no dejaban que el ahorrador pudiera rescatar el capital en caso de necesidad. Esta es, obviamente una de sus principales ventajas: la liquidez.
Los rendimientos generados durante el periodo de acumulación, estarán exentos de tributar si han transcurrido más de 5 años desde la primera aportación y siempre que se perciban como Renta Vitalicia. Un PIAS a diferencia de un SIALP, permite la contratación de varios PIAS por titular, incluso en la misma entidad.
Forma de rescate SIALP Y PIAS
Pias obliga a convertir el ahorro final en una renta vitalicia
Para aprovechar al máximo las ventajas fiscales que nos ofrece la contratación de un PIAS, será necesario que su rescate se produzca en forma de renta vitalicia. En este caso y llegado el momento de percibir la renta, solo pagaremos en función de los coeficientes estimativos para determinar el rendimiento del capital mobiliario, reflejados en la siguiente tabla, en donde se puede comprobar, que lo más beneficioso, será rescatar las aportaciones y sus rendimientos en forma de renta vitalicia y cuanto más tarde, mejor.
Pongamos un ejemplo:
Alejandro (71 años), rescata en forma de renta vitalicia el importe acumulado de un PIAS que ha ido constituyendo con aportaciones regulares durante parte de su vida laboral. La renta vitalicia se ha calculado en 351.61€ antes de impuestos. La renta a percibir por Alejandro siempre será neta, pero recibirá 346.27€, calculados de la siguiente forma: 351,61€ x 8%= 28,13€ cantidad sometida a gravamen. Con gravamen del 19%, la cantidad final a percibir por Alejandro será: 351,61€ – (28,13€ x 19%) = 346,27€, es decir, pagará 5,34€ de impuestos por cada renta percibida.
En el Sialp
Podremos recuperar el ahorro en forma de capital. Permite una exención fiscal de los rendimientos que han sido generados por la inversión. El SIALP debe de ser contratado con una aseguradora y que permite la reinversión de las ganancias.
El producto puede o no tener un vencimiento; en general el SIALP no debería ser adquirido para plazos medios sino largos que es donde se pueden minimizar las probabilidades de pérdida. La ventaja fiscal, por sí sola, es absurda si no hay rendimiento o si este es exiguo por lo que el inversor debería tener en mente que el producto debe ser diseñado para ganar, para ser rentable.
En resumen: